El Learning Analytics se está posicionando como una de las tendencias más destacadas en el panorama educativo, tal como recoge el último informe Horizon 2014. Y no es para menos: la capacidad de proceso de las herramientas de análisis ha evolucionado radicalmente en los últimos años, dando pie a un nuevo paradigma de aprendizaje más eficaz y personalizado.
De hecho, los datos siempre han existido, pero hasta ahora no había sido posible ponerlos en contexto para extraer un significado. La aplicación del Big Data en el campo del márketing digital lleva, en este sentido, unos años de ventaja y actualmente se considera ya insustituible para poder gestionar campañas, analizar tendencias de consumo y prever el comportamiento de los consumidores.
Y es que cada día se almacena una cantidad más elevada de datos: sólo en 2012 se generaron cada día 2,5 billones de gigabytes, según IBM. Una cifra que, extrapolada al ámbito de las aulas, hace que aumente el interés de explotarlas para extraer beneficios para el progreso escolar. En este contexto, el sector educativo está apostando por el uso de nuevas herramientas para tratar los enormes conjuntos de datos que generan los centros con el objetivo de detectar patrones a partir de datos de los estudiantes y sus contextos. Y, al final, mejorar el proceso educativo, ayudar a reducir el fracaso y el abandono escolar, así como identificar el talento.
Las oportunidades que ofrece learning analytics alcanzan un amplio rango de posibilidades. Sólo a título de ejemplo, se pueden crear aplicaciones para monitorizar el progreso del alumno a través de los digital footprints que deja en los sistemas de aprendizaje virtuales (como por ejemplo Moodle u otros LMS ). A través de estas monitorizaciones, además, se construye una base desde donde los docentes pueden definir estrategias para personalizar la experiencia de aprendizaje y, a la vez, identificar las potencialidades y carencias de cada alumno midiendo su desempeño en cada momento, entre otros.
Una utilidad condicionada
De esta manera, las analíticas de aprendizaje resultan muy interesantes tanto para profesores como para alumnos, pero siempre que se cumplan ciertas condiciones. Y es que si de la recopilación de datos que puede hacer una escuela no se hace un trabajo posterior, se pierde todo el sentido y potencial. Un potencial que puede posibilitar la adopción de una nueva manera de aprender y enseñar, aprovechando las sinergias que se pueden extraer, a nivel de identificación de comportamientos tanto de talento como de carencias. Pero, para que esto sea posible, hace falta que los datos sean procesados, filtrados, analizados y conectados, además de visualizados. Un factor, este último, que resulta de vital importancia para que su utilidad sea efectiva para los actores del proceso educativo.
Las visualizaciones sirven para transmitir todo aquel conocimiento que emerge de los datos de manera dinámica, organizado de manera coherente y visual para que esta transmisión realmente llegue a buen puerto. En otras palabras, podríamos hablar de la visualización como elemento facilitador para dar sentido a las grandes cantidades de datos que generan los centros educativos, unos datos ininteligibles a simple vista. Por lo tanto, el aspecto visual es muy importante para comprender el significado fácilmente, pero tampoco tiene que ser el centro. Tal y cómo señala Erik Duval, investigador de la Katholieke Universiteit Leuven, hace falta que las visualizaciones tengan un efecto más allá del factor “wow” inicial. Por eso es esencial diseñar visualizaciones orientadas a los objetivos. De hecho, aquí radica uno de los grandes obstáculos de la evolución del learning analytics, puesto que aún reina mucha confusión en cuanto a cuáles son los factores que realmente hay que medir para entender el desarrollo de los procesos de aprendizaje de manera efectiva.
Trabajando para incorporar learning analytics
En octubre, pusimos en marcha un proyecto con la UPC y el Departament d’Ensenyament en materia de investigación e innovación en learning analytics para poder poner al servicio de las escuelas una serie de herramientas destinadas a los cuatro roles educativos que pueden sacar provecho: los docentes, los alumnos, los centros y la misma administración. Con esto en mente, queremos que estos actores, mediante la plataforma Ágora, puedan disponer de las ventajas de estos datos analizando varios indicadores, como por ejemplo el número de accesos que ha recibido un recurso, el tiempo invertido por alumno en cada actividad, o cuántos de ellos no han ni accedido.
Inmersos en una fase avanzada del proyecto, y con los indicadores identificados, el próximo paso es validar este marco teórico con la ayuda de una selección de profesores de educación secundaria. Una veintena de centros catalanes participarán en el proyecto y colaborarán, pues, tanto en la validación como en la adecuación del modelo y los indicadores propuestos. El objetivo es proporcionar una herramienta que culmine en una solución más allá de un simple report para dar un paso más y poner en primer plano el tratamiento y el análisis de los datos.
Mediante la recopilación e interpretación de todos estos datos, y una vez tratados, se pueden hacer varios análisis que facilitarán la tarea de seguimiento de los alumnos. A título de ejemplo, se podrían elaborar diferentes gráficos en que se compararan los alumnos participantes de un recurso. En ellos, se podrían identificar, por ejemplo, los alumnos que menos tiempos han invertido al acabar la actividad. Si uno de estos alumnos cae repentinamente de la lista no sólo en una actividad, sino también en siguientes, el docente tendrá las herramientas necesarias para detectar los síntomas del cambio de rendimiento lo antes posible y, así, estar a tiempo de poner remedio.
La sensibilidad de los datos educativos
Este caso es sólo un ejemplo de las ventajas que puede aportar el learning analytics. Un concepto, de todas formas, que también se está topando con ciertas obstáculos en su camino, sobre todo en temas de seguridad. La privacidad y la protección de los datos constituye uno de los grandes retos que hay que afrontar, especialmente teniendo en cuenta el contexto donde se desarrolla: el ámbito educativo, un sector con especial sensibilidad en estos temas. No obstante, los expertos coinciden que las analíticas de aprendizaje tienen muy potencial a aportar en los centros. Una de las razones, la coherencia. Si bien estamos viviendo un cambio ya casi consolidado en las prácticas educativas, a nivel de integración de las TIC, es lógico que las herramientas con las cuales se evalúa o se hace el seguimiento de los estudiantes evolucionen también, para acabar aportando toda una serie de aspectos positivos a todo el proceso educativo.