El 77% de los líderes empresariales afirman utilizar tecnología social en su organización. A pesar de esta cifra, el indicador baja diez puntos, hasta un 67%, si vemos cuántos de ellos lo han adoptado de forma efectiva, según un informe de Avanade. Si bien cada vez más empresas están descubriendo la utilidad de la tecnología social, ya sea para mejorar operaciones o las mismas dinámicas internas, el hecho es que a menudo muchas organizaciones no lo integran del todo en aspectos claves como por ejemplo los procesos de negocio.
Las causas de esta situación son diversas: desde problemas técnicos para adoptar de forma integral esta estrategia, hasta la falta de visión en cuanto a los beneficios tangibles que puede aportar. Dudas aparte, los expertos califican de necesaria la vinculación entre tecnología social y el día a día de la empresa. “No sólo porque está de moda”, ironiza Jason Hannula, colaborador de Midsize Insider de IBM, sino porque puede tener un especial interés “para procesos de negocio que requieran mejoras, que no sean previsibles o que estén en desarrollo”.
Conexión del conocimiento
En esta línea, a lo que dice Hannula se le pueden añadir otros contextos donde el binomio tecnología social y procesos de negocio puede ser altamente recomendable. Y es que la integración de herramientas colaborativas también facilita la conexión entre los diversos actores de las complejas dinámicas empresariales, creando puentes de comunicación entre los usuarios del mismo proceso de negocio, los directores y las personas responsables de tomar decisiones. Estos vínculos permiten llegar a resolver aspectos conflictivos concretos que existan en el seno de los procesos y, de este modo, mejorarlos contando con la colaboración de todo el mundo.
Más allá de la resolución de problemas, un estudio de la Queensland University of Technology (QUT) afirmaba que “la tecnología social tiene un impacto enorme en los procesos de negocio existentes”, fomentando una “cultura colaborativa y un proceso continuo de mejora conducida por los mismos usuarios”.
Este elevado nivel de interacción es posible gracias a los entornos virtuales sociales, espacios que permiten una mejor comprensión del contexto de negocio gracias al intercambio de conocimiento. Además, esta “inteligencia comunitaria”, tal como se expresa en el estudio, hace que las mejoras del proceso de negocio en conjunto puedan darse continuamente y, así, mejorar la calidad de forma periódica.
Así pues, no resulta sólo aconsejable sino del todo necesario alinear los sistemas de colaboración social con los mismos procesos de negocio, orientándolos, en definitiva, a la resolución de aspectos cotidianos de la empresa. El valor aportado por los entornos de conocimiento compartido se traducen en un impacto considerable en la productividad de la compañía.
Compartimos también esta visión, un convencimiento que inspiró la creación de uLearn, el entorno corporativo virtual para comunidades de aprendizaje y colaboración social, diseñado específicamente para compartir conocimiento y generar interacciones que contribuyen a construir comunidades de intereses.